10 noviembre 2010

Epístolas Paulinas - Parte 3

Filipenses
La iglesia neotestamentaria como ejemplo

La epístola a los Filipenses ha sido denominada la carta más tierna que jamás escribió Pablo, pero además la más encantadora. En ella hay una gran abundancia de expresiones de alabanza, de confianza y de regocijo, a pesar del hecho de ser una de las epístolas que escribió Pablo estando en la cárcel, escrita en Roma durante su primer encarcelamiento.

Podemos encontrar los antecedentes relacionados con esta epístola en la sección final del libro de los Hechos y además en el capítulo 16, que cuenta la visita de Pablo a Filipos y la fundación de la iglesia a la que posteriormente le escribiría esta epístola. Puede que recuerde usted haber leído acerca de aquellos días emocionantes y cargados de peligro en los que Pablo y Silas fueron juntos a Filipos. Lo primero que conocieron fue a un grupo de mujeres, que estaban celebrando una reunión de oración junto al río y les predicaron el Evangelio a estas mujeres. Lidia, una de ellas, una vendedora de púrpura (que teñía las vestiduras para la realeza y para los ricos) les invitó a su casa y su nombre ha sido conocido a lo largo de los siglos debido a su amabilidad y a la hospitalidad que ofreció al apóstol y fue precisamente en casa de Lidia donde comenzó la iglesia de Filipos.

La predicación de Pablo por toda la ciudad despertó un gran interés y causó cierta reacción. Finalmente produjo el resentimiento de los gobernantes y le metieron en la cárcel. Fue en esa ocasión, mientras él y Silas estuvieron con los pies sujetos por grillos en la mazmorra de la prisión, teniendo las brazos y las cabezas inmovilizadas, cuando un terremoto sacudió la prisión, hizo que se derrumbasen las paredes y los prisioneros quedaron sueltos, saliendo en libertad. Entonces el carcelero filipense entró corriente y cayó a tierra delante del apóstol. Pensando que su vida no valía nada debido a que se le habían escapado los prisioneros, clamó con esas palabras que han sido objeto de tantísimos sermones del evangelio:
"Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?"
A lo que el apóstol le contesta brevemente, pero yendo al grano:
"Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y tu casa."
Más adelante Pablo fue a las ciudades de Tesalónica, Berea, Atenas, Corinto y otros lugares de Grecia, pero ahora, al escribir a los filipenses, lo hace desde Roma, estando prisionero de Nerón. Aunque se le permitía permanecer en la casa que había alquilado, esperando ser juzgado ante el Emperador Nerón, estaba encadenado noche y día a un soldado romano. Pablo sabía que podía fácilmente perder la vida al aparecer ante Nerón, pero a pesar de ello esta epístola rebosa resplandor y gozo, confianza y fortaleza. Es un gran estímulo para cualquier corazón abatido o desanimado leer esta epístola a los Filipenses. Si está usted pasando por una época de presiones y de pruebas, le animo a que lea esta breve epístola, que le servirá de un gran estímulo, especialmente si recuerda usted las circunstancias en las que fue escrita.

La epístola se divide en cuatro capítulos que representan, por una vez, las divisiones naturales del texto. El tema de la epístola es Jesucristo y su disponibilidad a la hora de afrontar los problemas de la vida. La iglesia que estaba en Filipos, a la que Pablo escribía, no se hallaba sumida en graves problemas doctrinales, sino en los problemas normales y habituales de cada día, llevando una existencia corriente, es decir, había en ella cristianos que no se llevaban bien entre sí e incipientes divisiones en la iglesia, causadas por ciertas personas que estaban intentando descarriar a otras con ideas que no encajaban precisamente con la fe cristiana. A fin de intentar resolver estos problemas, Pablo escribió esta epístola como una guía para la vida diaria. En ella se tratan los problemas normales con los que se encuentra el cristiano y reclama la victoria que el cristiano puede apropiarse a fin de vencer dichos problemas. El tema que se repite a lo largo de toda la epístola, es el del gozo y el de regocijo. El apóstol usa repetidamente frases como "¿Regocijaos y os vuelvo a decir que os regocijeis, regocijaos en vuestros sufrimientos, regocijaos en vuestras dificultades. Esto se convierte, por lo tanto, en una epístola en la que se nos enseña cómo podemos vivir una vida victoriosa en medio de las dificultades normales de la vida.

Los cuatro capítulos presentan a Cristo en cuatro aspectos diferentes. Los temas se encuentra en cuatro versículos clave, que aparecen en estos capítulos. En el capítulo 1 se le representa como nuestra vida, Cristo es nuestra vida. Creo que reconocerá usted sin problema el versículo clave del capítulo 1, que expone la idea de que Cristo es nuestra vida. En el versículo 21 el apóstol dice:
"Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia."
Creo que en ocasiones leemos este versículo como si fuese el grito desgarrado de un hombre que estuviese harto de la vida, que a penas pudiese esperar para llegar al cielo, que ya no podía soportar más. Es cierto que Pablo se encontraba en dificultades, afrontando presiones y problemas y deseaba ardientemente ir al cielo y alejarse de todo, como si fuese una especie de escape al estilo cristiano por lo que generalmente enfatizamos la última parte de la frase "el morir es ganancia. Creo que esto refleja una actitud muy corriente, que adoptamos los cristianos en ocasiones, es decir, que nos gustaría alejarnos de todo. No nos gusta vivir de la manera que tenemos que hacerlo y miramos con anhelo al cielo y cantamos himnos como "En ocasiones siento añoranza del Cielo.

Pero no es eso, ni mucho menos, lo que está diciendo Pablo. Si se fija usted bien se dará cuenta de que lo que está diciendo en realidad es: "no sé lo que escoger. Para mi el vivir es tener a Cristo y el morir es ganar el cielo, pero si tengo que escoger, no sé con qué me quedarme. El vivir es experimentar a Cristo, que es mi vida. Por lo que la vida es una continua aventura y emoción y a penas si puedo esperar para vivirla. Esto indica, sin duda alguna, que no estaba harto de la vida para nada, ni estaba desanimado por causa de sus circunstancias, algo que confirma todo el contexto del pasaje. Pablo dice escribiendo a los filipenses: "hermanos, no os preocupéis por mí. Os habéis enterado de que estoy en la cárcel, pero permitidme deciros algo. Mis circunstancias han servido para avanzar el Evangelio, y mi encarcelamiento ha hecho posible que el Evangelio se extienda por Roma como nunca, así que no me siento deprimido, sino que me regocijo. Es más, los otros cristianos que están en Roma se sienten estimulados y están predicando por la ciudad.

Se estaba llevando a cabo una empresa evangelística única, como no se había visto ni antes ni después, y les dice en qué consiste. Dios había trazado un plan para alcanzar al Imperio Romano como el que Pablo jamás había soñado. ¿Y sabe usted a quién puso a la cabeza del comité encargado de los arreglos? ¡A Nerón, el emperador! Pablo nos dice en el versículo 13:
"De esta manera, mis prisiones por la causa de Cristo han sido conocidas en todo el Pretorio y entre todos los demás..."
Si lee usted entre líneas, se dará cuenta de lo que está sucediendo. El emperador Nerón, había dado orden de que cada seis horas uno de los mejores jóvenes de todo el Imperio Romano, de la élite que constituía su guardia personal, fuese llevado y encadenado al apóstol Pablo a fin de que éste pudiese enseñarle respecto a Cristo y se estaba formando un grupo escogido de jóvenes, los más listos, los más inteligentes, los mejores y más fuertes del imperio. Si no lo cree usted, lea el último capítulo de la epístola, donde dice en el penúltimo versículo:
"Todos los santos os saludan, y mayormente los que pertenecen a la casa de César."
¿No es ese un plan extraordinario para evangelizar al Imperio Romano? Ese era la clase de Dios que tenía Pablo y por eso podía decir: "para mí el vivir es Cristo y no sé lo que va a hacer a continuación, pero esto es toda una aventura y el ir adelante en la aventura diaria de una nueva experiencia con Jesucristo es algo que me cautiva. No sé qué escoger, si vivir esta vida emocionante o morir y estar con él. Eso es precisamente lo que significa la vida en Cristo.

Sabemos que Cristo murió por nosotros, pero lo hizo a fin de que pudiese vivir en nosotros. La experiencia de la obra de la vida de Cristo en nosotros es lo que da sentido a la vida, convirtiéndola en una experiencia vital y gloriosa. No puede usted leer el primer capítulo de esta epístola sin darse cuenta de hasta qué punto el apóstol Pablo descubrió esto e incluso al ver aparecer a Nerón dice:
"Pues sé que mediante vuestra oración y el apoyo del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza: que en nada seré avergonzado; sino que con toda confianza, tanto ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo, sea por vida o por la muerte."
¿Qué fue lo que hizo la diferencia? Este hombre había encontrado el secreto que Dios deseaba para la humanidad, el Dios que habita en el hombre. Es preciso tener a Dios a fin de poder ser un hombre y ninguna vida está completa si no tiene a Dios. Pablo lo había descubierto, para la gloria de su existencia diaria, y no lo olvidó nunca. Vivió la vida hasta el máximo, sabiendo que Cristo es nuestra vida.

En el capítulo 2 aplica este secreto de una manera diferente. Aquí trata el problema de la falta de unidad, que estaba amenazando a algunos de los santos que estaban en Filipo. El hecho era que había algunos de ellos que tenían rencillas y discusiones y se habían producido divisiones dentro del cuerpo de la iglesia, cosa que pasa casi continuamente en cualquier iglesia. Las personas se enfadan unas con otras, se molestan por la manera en que otras hacen las cosas, no les gusta la actitud que adoptan algunas personas o su tono de voz. Entonces tienden a crearse grupitos y divisiones, que son siempre destructivas para la vida y la vitalidad de la iglesia. Por lo que Pablo les hace ver que Cristo es nuestro ejemplo en cuanto a resolver las dificultades y los problemas.

El pasaje clave que expone el tema empieza en el capítulo 2, versículo 5:
"Haya en vosotros esta manera de pensar, que hubo también en Cristo Jesús..."
¿No suena un poco extraño decir "haya en vosotros esta manera de pensar? Como es natural, lo que quiere decir es que tenemos la mente de Cristo porque tenemos a Cristo. Está bien, expresémoslo, dejemos que se ponga de manifiesto y que quede claro. ¿Y cuál es la característica de este modo de pensar? Pablo nos lo dice a continuación:
"Existiendo en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse..."
La frase "considerar significa en este sentido algo a lo que hay que aferrarse a toda costa. No pensó en que era igual al Padre, uno con Dios el padre y Dios el Espíritu, uno de las tres personas de un Dios trino, algo a lo que aferrarse a cualquier precio. ¡Piense en ello! La relación más importante que sería posible tener era suya, pero en lugar de aprovecharla para sí:
"...se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y hallándose en condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz."
Esa fue la absoluta falta de condescendencia que tuvo Jesucristo consigo mismo. Fue como si hubiera vaciado todo lo que tenía valor en su vida y eso, dice Pablo, es tener la mente de Cristo. En vuestras discusiones, el uno con el otro, tened esta actitud unos con otros, sin aferraros a toda costa a vuestros derechos. ¡Qué a propósito es esto para nuestros días, cuando oímos con tanta frecuencia que tenemos que defender a toda costa "nuestros derechos y que deberíamos de insistir en ello. ¡Pero qué diferente es el ejemplo de Cristo!

En este sentido, no puedo olvidar nunca el incidente que el Dr. H.A. Ironside acostumbraba a contar. Cuando no era más que un niño de unos ocho o diez años su madre le llevó a una reunión de hombres de negocios cristianos. Había dos hombres que se estaban discutiendo airadamente, aunque no recordaba el motivo, pero uno de ellos se puso en pie, golpeó el escritorio y dijo: No me importa lo que hagan el resto de ustedes, pero yo quiero mis derechos. Sentado en la primera fila había un apreciado escocés, que era un poco sordo, y que se colocó la mano detrás de la oreja, se inclinó hacia adelante y dijo: "Oiga hermano, ¿qué ha dicho usted? ¿Qué es lo que quiere? El hombre le contestó: "Lo que acabo de decir es que quiero mis derechos, eso es todo. A lo que el anciano escocés le dijo: "Sus derechos, hermano, si es lo que quiere, ¿no es así? Si le concediesen a usted sus derechos, estaría usted en el infierno. El Señor Jesús no vino para defender sus derechos, sino para que le diesen aquello a lo que no había derecho y vaya si lo consiguió. El hombre que se había estado quejando, se quedó perplejo por un momento, luego se sentó y dijo: "Tiene usted razón. Resuélvanlo como quieran. Y en unos momentos el argumento quedó resuelto. Tengamos, pues, la mente que hubo en Cristo Jesús, que renunció a sus derechos y se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, incluso hasta la muerte de cruz, pero no se quede ahí. ¿Cuál fue el resultado?
"Por lo cual también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre: para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo es el Señor."
Cuando renunció a sus derechos, Dios le concedió todos los derechos del universo. Dejó el problema en manos de Dios y Dios el Padre le reivindicó. Es lo que Pablo le dice a los cristianos que se pelean, renunciad a vuestros derechos, no insistáis en ellos. Les dice: "no hagáis nada por rivalidad ni por vanagloria, sino estimad humildemente a los demás como superiores a vosotros mismos.

Las palabras con las que comienza el capítulo 2 son su aplicación práctica acerca de esta verdad.
"Por tanto, si hay algún aliento en Cristo, si hay algún incentivo en el amor; si hay alguna comunión en el Espíritu, si hay algún afecto profundo y alguna compasión, completad mi gozo a fin de que penséis de la misma manera, teniendo el mismo amor, unánimes, pensando en una misma cosa. En el resto del capítulo Pablo expone que cuando nos decidimos a hacer esto, Dios es el que obra. Es él quien obra en usted, y nos dice: "porque Dios es el que produce en vosotros tanto el querer como el hacer, para cumplir su buena voluntad. Pablo finaliza el capítulo mencionando a dos de sus compañeros en la obra, que fueron ejemplo de estos atributos, Timoteo y Epafrodito. Timoteo fue fiel y Pablo dice acerca de él:
"No tengo a nadie como él, que se interese por vosotros con tantísimo ánimo y sinceridad. Porque todos buscan sus intereses personales, no lo que es de Jesucristo. Ya conocéis la reputación de Timoteo..."

Epafrodito procedía de los santo de Filipos y había traído un donativo de ellos para Pablo y a continuación se había puesto gravemente enfermo. Ellos se habían enterado de su enfermedad y estaban preocupados. Pablo les dice que tenían motivos para estarlo, porque había estado, efectivamente, muy enfermo, pero que Dios había tenido misericordia de él y ahora Pablo le estaba enviando de regreso junto a ellos. Nos dice:
"Recibidle, pues, en el Señor con todo gozo y tened en alta estima a hombres como él; porque a causa de la obra de Cristo estuvo cercano a la muerte, arriesgando su vida para completar lo que faltaba en vuestro servicio a mi favor."
Había renunciado a sus derechos. Tened esa mente que está en vosotros, la mente de Cristo, además de seguir su ejemplo. Creo que si pusiéramos en práctica esa advertencia seríamos personas diferentes. No habría peleas o discusiones en las iglesias y tampoco divisiones entre los cristianos.

El capítulo 3 nos habla de nuevo acerca de Cristo, en esta ocasión como nuestra confianza, Cristo es nuestra confianza, es el poder que nos motiva. Es el que nos impulsa a desear ardientemente lo que debemos querer y el que hace que nos sintamos confiados en que podemos conseguirlo. No creo que haya ninguna otra cualidad en la vida que se demande con mas urgencia que la confianza. ¿Quién no busca la motivación? Todos los cursillos que se ofrecen sobre desarrollo de la personalidad han sido creados para intentar devolvernos la chispa que nos da la energía y que nos motiva, que hace que deseemos hacer lo que debemos y quisiéramos hacer. Todo ello, nos dice el apóstol, lo hallamos en Jesucristo. El es el motivador. Pablo lo expresa enfáticamente en el conocido versículo 10 del capítulo 3:
"Anhelo conocerle a él y el poder de su resurrección..."
Como contraste, destaca aquellas cosas que le motivaban y que le daban confianza, o más bien, un falso sentido de confianza, antes de hacerse cristiano. En el versículo 3 describe a los cristianos como aquellos que deben de adorar a Dios en espíritu, en la gloria de Jesucristo, sin depositar la confianza en la carne, pero ese es el problema que tenemos nosotros. Estamos constantemente intentando aumentar la confianza en la carne, siguiendo el principio del esfuerzo propio. Esa es la filosofía subyacente de todos los cursillos de desarrollo de la personalidad, como los de Dale Carnegie, las "Power Girls y los demás, haciendo un esfuerzo por enseñarnos la confianza en la carne. Pablo hace una lista de aquello en lo cuanto había tenido que entrenarse para conseguirlo. Les dice a aquellos que creen que tienen motivo para confiar en la carne que examinen sus antecedentes. "Estas les dice, "son las cosas de las que me enorgullezco y que me hacen tener confianza. En primer lugar está mi genealogía familiar, habiendo sido circuncidado al octavo día, perteneciendo al pueblo de Israel, de la tribu de Benjamin, hebreo de hebreos, como dirían los norteamericanos "un verdadero sangre azul de Boston. No se puede superar esa genealogía. Además, dice "me sentía orgulloso de mi ortodoxia y en cuanto a la Ley, he sido fariseo, perteneciente a la denominación más estricta de mi religión. He sido fariseo de fariseos y además me he sentido orgulloso de mis actividades y, tocante al celo, he perseguido a la Iglesia y en lo que se refiere a mi moralidad y la justicia he obedecido a la ley, siendo intachable. Pero ahora dice, "por mucho valor que tuviesen esas cosas para mi, las considero como pérdida porque he encontrado a Cristo y él es mi confianza. Toda la confianza que tuve con anterioridad, gracias a estas cosas secundarias, me he dado cuenta de que carecen de todo valor en comparación con lo que ofrece Jesucristo. Y en cuanto a su vida en mi, he hallado mucho más, de manera que ahora todas aquellas cosas no son otra cosa que escoria, estiércol o basura, en comparación con lo que me ofrece Cristo, que es nuestra confianza.

En la última parte del capítulo 3 contrasta aquellos que buscan los valores secundarios en forma de religión y dice:
"El fin de ellos será la perdición; su dios es su estómago, su gloria se halla en su vergüenza y piensan solamente en lo terrenal."
Pero, contrariamente, aquellos que han depositado su confianza en Cristo no terminan con esta vida, sino que esperamos una ciudad, una comunidad de naciones, que está en el cielo y de ella esperamos al Salvador, nuestro Señor Jesucristo, que cambiará nuestros humildes cuerpos para que sean como el suyo, mediante el poder de su resurrección, que le permite someter todas las cosas a sí mismo.

A continuación vemos en el capítulo 4 a Cristo no solo como nuestro motivador, sino como nuestra fortaleza y energía. No solo nos impulsa a desear lo bueno, sino que hace posible que lo hagamos. El provee la dinámica que cumple ese deseo. Es una tortura mental hacer que una persona sienta un gran deseo, pero no la habilidad para hacerlo posible, convirtiéndose en la fórmula de la frustración. De modo que el apóstol concluye con la declaración de que Cristo nos hace sentirnos completamente realizados, dándonos las fuerzas y concediéndonos nuestros deseos. El versículo 13 dice:
"¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!"
Lo prácticas que son algunas de estas cosas se demuestran en el contexto. Para comenzar está el problema de llevarse bien con los demás. En la iglesia de Filipos había dos mujeres, Evodia y Síntique. Sabemos que eran mujeres porque en griego la forma es la femenina. (Como es natural, recordará usted la historia del hombre que no acababa de saber cómo pronunciar estos nombres, y los leía de esta manera: "Ruego a Odius y ruego a Simenfado que se pongan de acuerdo en el Señor.) Lamentablemente, seguimos teniendo en nuestras iglesias a personas que son odiosas y que se pican o enfadan con demasiada facilidad, que en seguida se sienten doloridas y aquellas que se deleitan en hacer daño a los sentimientos ajenos, pero el apóstol dice: "os ruego, que seáis de un mismo sentir en el Señor. ¿Cómo? "¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Ese es el secreto y además está el tema de la preocupación.
"Por nada estéis afanosos, más bien, presentad vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias."
¡Qué gran consejo para que reine la paz en medio de la ansiedad! ¿Cuántos lo han intentado y se han encontrado con que funciona? No esté usted ansioso por nada, pero en todo, se propone una acción contrario, es decir, no se limite a sentarse, angustiándose y dándole vueltas al tema en su mente. No elimine sus ansiedades. Háblele acerca de ellas al Señor en oración, dándole gracias y déjeselas a él. Y la paz de Dios, que posiblemente no acabará usted nunca de entender, que no sabe de dónde procede y cómo llega hasta nosotros, llenará su corazón y su mente en Jesucristo porque Cristo es nuestra fortaleza.

Finalmente está el tema de la pobreza. Pablo dice:
"No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir en la pobreza y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias, he aprendido a contentarme con lo que tengo."
...y lo pasa a los filipenses.
"Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad vuestra, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús."
Cristo es nuestra fortaleza.
Esta epístola incluye el secreto de un hombre que había acabado la carrera, que había luchado la buena batalla y que había guardado la fe y ésta es su explicación sobre cómo lo consiguió. Nosotros que vivimos en este siglo XX, con sus peligros y problemas, sus frustraciones, sus ansiedades y sus presiones, necesitamos descubrir y entender esto porque el Mismo que mora en nosotros, es el que también habitó en el apóstol Pablo. Cristo es nuestra vida, es nuestro ejemplo, es nuestra confianza y nuestra fortaleza.

Colosenses
La comunión con Cristo
La mayoría de las epístolas que escribió Pablo a las iglesias fueron dirigidas a aquellas iglesias que él mismo había fundado, pero no fue él quien comenzó la iglesia en Roma, ni la de Colosas. No se sabe con certeza quién fundó la iglesia de Colosas, pero es muy factible que fuese un hombre al que se menciona en algunas de las otras epístolas de Pablo, Epafrodito o, debido a que ese era un nombre demasiado largo como para que ni siquiera los griegos lo pronunciasen, Epafras. Se le menciona en esta epístola como procedente de Colosas y es el que probablemente fundó esta iglesia. No sabemos dónde oiría el Evangelio, pero lo que sí es evidente era que lo había proclamado en su ciudad natal e incluso había proclamado a Cristo y de dicha proclamación había surgido la iglesia de Colosas.

Epafrodito había ido a Roma a ver al Apóstol Pablo, que en aquel entonces se hallaba prisionero, llevándole los informes acerca de la iglesia en Colosas. Hubo otro hombre que también fue a visitar a Pablo durante su primer encarcelamiento y que le llevó informes de la iglesia de Colosas. De modo que fue a estos nuevos cristianos, que nunca habían conocido al apóstol cara a cara, a los que Pablo escribió esta epístola desde Roma.

Fue escrita aproximadamente en la misma época en que lo fue la epístola a los Filipenses y se dará usted cuenta de que es muy parecida en su estructura y contenido a la de Efesios. Probablemente fueron escritas en el mismo período, durante el primer encarcelamiento del apóstol y, por eso, se las llama las epístolas carcelarias del apóstol Pablo. La diferencia principal entre la de Efesios y la de Colosenses es que los colosenses tenían un problema y es precisamente sobre dicho problema sobre el que se concentra fundamentalmente el apóstol. Daba la impresión de que no acababan de entender el poder que hacía posible vivir la vida cristiana. Por lo tanto, esta epístola es la gran proclamación y la explicación del poder de la vida cristiana experimentada gracias a Cristo, como el medio del que se puede valer el cristiano.

El tema de esta epístola se puede expresar por medio de estas palabras, que forman parte de la oración introductoria del apóstol, al dirigirse a los cristianos colosenses:
"...que seáis fortalecidos con todo poder, [que es el motivo por el que escribió la epístola] conforme a su gloriosa potencia [ese es el tema de la epístola a los colosenses.]"
Como Pablo no ha estado nunca en Colosas, empieza su epístola con unas referencias concretas acerca de sí mismo como apóstol y con saludos a estos hermanos, expresando su gratitud por haberse enterado de la fe que prevalece entre ellos, por su amor, gozo y otros factores que ponen de manifiesto que estas personas han escuchado el Evangelio de Jesucristo y han sido radicalmente transformados.

Esa era siempre la señal que buscaban los apóstoles. Siempre que oían hablar acerca de otros cristianos esperaban enterarse de que les había sucedido algo, que se habían convertido en personas diferentes, que no seguían, como muchos cristianos intentan hacer hoy en día, sin cambiar para nada sus actitudes ni sus puntos de vista. Pero en el caso de los cristianos del primer siglo, el hacerse cristianos representaba una transformación radical, dando como resultado un cambio revolucionario de gobierno, algo que era evidente en estos cristianos de Colosas. El apóstol les escribe y da gracias a Dios por lo que ha oído contar acerca de ellos. Comenta acerca de su fe y luego ora por ellos. Esta oración es una de las oraciones más refrescantes y deliciosas del Nuevo Testamento (1:9-12):
"Por esta razón también nosotros, desde el primer día en que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y plena comprensión espiritual; para que andéis como es digno del Señor, a fin de agradarle en todo; de manera que produzcáis fruto en toda buena obra y que crezcáis en el conocimiento de Dios; que seáis fortalecidos con todo poder, conforme a su gloriosa potencia, para toda perseverancia y paciencia. Con gozo damos gracias al Padre que os hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz."
Comenzando, pues, sobre esa nota, les expone el origen de todo poder en la vida cristiana: el propio Jesucristo.

Una de las más fuertes y gloriosas proclamaciones respecto a su deidad esencial es la que se encuentra en este pasaje (1:15):
"El es la imagen del Dios invisible."
Una imagen es una expresión exacta y Pablo está explicando en este pasaje que Jesús, el hombre, es la expresión exacta de todo lo que es Dios y además es:
"el primogénito de toda la creación."
Tal vez haya vivido usted la experiencia de encontrarse a una pareja ante su puerta, con un librito color verde debajo del brazo, presentándose como Testigos de Jehová y pidiendo que les dejase usted entrar para que ellos le hablasen a usted acerca de la verdad, la vida y la Biblia. Si les dejó usted pasar, antes o después le mostrarían un pasaje diciendo que Jesucristo no es Dios, sino que es esencialmente una criatura, la más suprema de toda la creación y usan este término, es decir, el primogénito de toda la creación con el propósito de reforzar su argumento, diciendo que Jesús fue el primero en ser creado. (Como es natural, hay un sentido en el que, efectivamente, esta palabra "primogénito tiene ese sentido. Al referirnos a nuestros hijos, decimos que el mayor es el primogénito porque fue el primero en nacer.) Esa es uno de los sutiles engaños de los que se valen las sectas para propagar sus errores y es muy sutil porque parece algo lógico y escritural. Pero lo que están haciendo, en realidad, es dar al término un significado moderno, que es totalmente diferente del uso que se le da en el Nuevo Testamento. En este caso la palabra "primogénito quiere decir heredero o principal, el propietario. Esta frase "el primogénito de toda la creación significa que el Señor Jesús se halla, en relación con la creación, como el heredero de la propiedad de su Padre. No forma parte de ella, sino que es más bien el propietario de ella, el heredero.

Este término se usa en diversas manera en el Antiguo Testamento. Estos son dos casos concretos en el que el que ha nacido el segundo es el primogénito de la familia. En el caso de Isaac y de Ismael, él fue el primero en nacer, sin embargo Jacob fue el primogénito. De modo que, como vemos, Jesús no fue el primero de una línea de creación, pero sí el heredero de toda la creación, el propietario de ella y esto encaja con lo que el apóstol continua diciendo (1:16):
"Porque en él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él. "
Si examina usted detenidamente la traducción de las Escrituras del librito verde de los Testigos de Jehová, se dará cuenta de que a fin de dar sustancia a su mentira acerca de Jesucristo, han insertado la palabra "otros en esta frase. "Todas las otras cosas fueron creadas por él. En él todas las otras cosas fueron creadas. Pero no hay la más mínima garantía en el texto griego de la inserción de la palabra "otros. Este es un caso claro de la clase de engaño en el que son capaces de caer con el fin de extender sus mentiras.

Pero aquí tenemos la importante declaración hecha por Pablo, aquí está el Señor Jesús, que declara que es el creador. El que hizo que los mundos tuviesen vida, que estaba presente juntamente con Dios (y que era Dios) cuando aparecieron los grandes mundos. "Sea la luz y fue la luz. El único requisito que se nos exige es que sigamos adelante y que dejemos que esa luz se manifieste en nosotros así como las demás importantes declaraciones sobre la creación de las que ha quedado constancia en Génesis. Fue el Señor quien lo hizo y, además, como sigue diciendo Pablo (1:17):
"El antecede a todas las cosas y en él todas las cosas subsisten."
Uno de los rompecabezas de la ciencia es por qué las cosas se mantienen unidas. Sabemos que todo lo que podemos tocar está formado por diminutos átomos que consisten en electrones que giran alrededor del núcleo y todo cuanto rota o se revuelve posee una fuerza que se proyecta hacia el exterior, una fuerza centrifuga y, por lo tanto, las cosas debieran volar hacia arriba. Debida a esta fuerza centrífuga, cada átomo debiera volar separado. ¿Qué es lo que los une? La ciencia no puede ofrecer una respuesta y los científicos afirman que es una fuerza desconocida. Eso es algo que siempre me ha interesado porque me recuerda la experiencia de Pablo en Atenas al encontrándose a un pueblo que estaba adorando a un dios desconocido. La ciencia está precisamente debatiéndose actualmente con un Dios desconocido y su nombre es Jesús de Nazaret. Por él todas las cosas subsisten o se mantienen unidas y todo el poder del mundo natural procede de él.

Pero el apóstol afirma además (1:18):
"El es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. El es el principio, el primogénito de entre los muertos."
Usa el término el primogénito en dos ocasiones diferentes. Es el primogénito de la antigua creación; es el primogénito de la nueva creación, la resurrección, el primogénito de entre los muertos, lo cual no significa que fuese el primero en ser levantado de entre los muertos, porque las escrituras nos cuentan que hubo otros que le precedieron, pero él es el heredero, el Señor de toda la nueva creación. Es la cabeza de la nueva creación, como nos dice el apóstol, y nosotros formamos parte de un cuerpo nuevo, de la nueva raza de hombres que ha estado formando Dios a lo largo de los siglos y de ese cuerpo, del cual Jesucristo es la cabeza. Por lo tanto, de él fluye todo el poder, el poder de la resurrección.

Cada vez estoy más convencido de que el problema que tienen la mayoría de los cristianos es que no entienden lo que enseña la Biblia acerca del poder de la resurrección. Si tuviesen la menor idea de cómo es este poder y cómo funciona, y los aspectos y situaciones en que se pretende que se manifieste, nunca más volverían a vivir como lo están haciendo ahora, serían totalmente diferentes. Por supuesto no quiero decir que serían personas brillantes, que realizarían grandes despliegues de poder y moverían montañas porque no es preciso tener el poder de la resurrección para hacer eso.

El poder de la resurrección es apacible y es la clase de poder que se manifestaba de modo evidente en el Señor Jesús. No era el hecho de que hubiese salido del sepulcro lo que deslumbró los ojos de los soldados que estaban allí, ni lo que produjo el terremoto. El salió del sepulcro sin el menor sonido. La gran piedra fue quitada de en medio, no con el fin de que saliese, sino para que las personas pudiesen entrar, para que viesen que el sepulcro estaba vacío. No hubo sonido alguno, ni la menor demostración, poniéndose de manifiesto el poder tranquilo e inexorable de una vida resucitada, a la que ningún poder mecánico o natural puede oponerle resistencia alguna. Eso es lo que Dios ha puesto en nuestras manos. Un poder tranquilo, que transforma los corazones, las vidas y las actitudes, cambiándolo todo desde dentro. En eso consiste el poder de la resurrección y fluye de nuestro interior, desde la cabeza de la nueva creación, el Cristo resucitado, fuente de todo poder.

Pablo continua mostrándonos a quiénes se pretende conceder este poder (1:21-22):
"A vosotros también, aunque en otros tiempos estabais apartados y erais enemigos por tener la mente ocupada en las malas obras..."
Eso nos incluye a todos ¿no es cierto? Todos encajamos en esta categoría y somos las personas a través de las cuales debe ahora manifestarse este poder.
"...ahora os ha reconciliado en su cuerpo físico por medio de la muerte, para presentaros santos, sin mancha e irreprensibles delante de él."
A continuación Pablo nos ofrece una demostración de este poder en su propia vida. Dice que Dios le ha llamado y le ha colocado en el ministerio a fin de proclamar un misterio y nos dice de nuevo cuál es el misterio (1:25-27)
"dando a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre las naciones y generaciones... "
No encontrará esto explicado en el Antiguo Testamento. Se experimentó en él, pero no se explicó nunca.
"...pero que ahora ha sido revelado a sus santos. A estos, Dios ha querido dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de Dios de este misterio..."
¿Cuál es el misterio "Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.
Cristo en vosotros, es la suprema declaración de la iglesia cristiana. Usted no habrá llegado realmente a predicar el Evangelio hasta que le haya dicho a los hombre que no solo es que sus pecados les serán perdonados si acuden a Cristo, sino que él mismo habitará en los que le reciban, a fin de hacer por medio de ellos lo que se espera que hagan. El murió por nosotros, con el propósito de vivir en nosotros. Esta es la gloria del Evangelio cristiano en toda su plenitud.

Fijémonos en la manera en que Pablo experimentó esto. El nos dice (1:28-29):
"A él anunciamos nosotros, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre con toda sabiduría, a fin de que presentemos a todo hombre, perfecto en Cristo Jesús. Por esto mismo yo trabajo, esforzándome según su potencia que obra poderosamente en mi."
¿De dónde procede la energía? Este asombroso apóstol, con sus incansables viajes, día y noche, que se encontró en naufragios y pasó por toda clase de dificultades, que trabajó con sus manos, esforzándose, viajando por todo lo ancho y lo largo del Imperio Romano, es incesante en sus empresas. ¿De dónde se saca las fuerzas? ¿Le gustaría a usted saberlo? Pablo nos dice (1:28-29):
"...esforzándose según su potencia que obra poderosamente en mi."
¡Cristo en vosotros! La esperanza de gloria. Por eso es por lo que digo que si los cristianos tuviesen idea de lo que Dios ha puesto a su disposición, nunca volverían a ser los mismos. Nunca más tendríamos que suplicar a las personas en la iglesia que se responsabilizasen de ciertas empresas, ministerios o pedirles que enseñasen en la Escuela Dominical. No nos encontraríamos con la excusa: "Oh, es que no tengo la fuerza para hacerlo. No tengo la energía necesaria. Porque como ven, dice Pablo, aquí tenemos la fuente de la energía y esa energía es constante y consistente y fluye de él, creada por el Espíritu de Dios morando en él. Al enfrentarse con la labor a realizar, Pablo se disponía a realizarla con la energía que le daba Dios, que es el poder de la resurrección.

En el capítulo dos tenemos la advertencia en contra de ciertos falsos poderes, que nos apartarían del verdadero poder que Cristo nos ha dado. Estas advertencias son igual de válidas e importantes hoy en día que cuando Pablo las escribió. Hay ciertas cosas entre los hombres que siempre se consideran como fuentes de poder. Si se pueden conseguir, puede usted convertirse en una persona poderosa y tendrá usted una poderosa y radiante personalidad. Será usted un dirigente dinámico de hombres. Sin duda habrá visto usted anuncios en los que aparece esta clase de lenguaje, diciendo: "solamente por diez dólares podrá usted obtener un curso que transformará su vida en quince días, convirtiéndole en un dirigente dinámico. Nunca más volverá usted a ser el mismo.

Hay otros enfoques más sutiles que nos ofrecen poder, pero todos ellos proceden en general de tres líneas de pensamiento que sigue aquí Pablo. Sin embargo, lo primero que hace es recordarnos la gloria de Jesucristo (2:3):
"En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento."
Tenemos todo cuanto precisamos para vivir la vida en él y en el versículo seis Pablo nos dice:
"Por tanto, de la manera que habéis recibido a Cristo Jesús, el Señor, así andad en él..."
Ahora tiene usted lo que necesita, así que póngalo en práctica y deje que se vea.
"...firmemente arraigados y sobreedificados en él, y confirmados por la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias."
¿Ha leído usted alguna vez ese versículo con anterioridad? En ocasiones nos suena como si aquello en lo que abundásemos fuesen las quejas ¿no es cierto? Pero Pablo dice, abundando en acciones de gracias. ¿De qué nos priva eso? Para empezar de la idea de que el poder tiene su origen en el conocimiento humano. El versículo 8 dice:
"Mirad [nos dice el apóstol] que nadie os lleve cautivos [literalmente, que nadie os secuestre] por medio de filosofías y vanas sutilezas, conforme a la tradición de hombres, conforme a los principios elementales del mundo, y no conforme a Cristo."
No sé exactamente cuántos casos de esta clase de secuestros he presenciado o a cuántos jóvenes que van a la universidad a estudiar he visto abandonar la fe. Los jóvenes que se han criado en hogares cristianos, pero que se han visto expuestos a las enseñanzas endiabladas y sutiles de humana sabiduría, han perdido su fe y se han apartado de las cosas de Cristo, llevando con frecuencia una vida alocada y licenciosa. ¿Por qué? Porque nadie les advirtió o de lo contrario porque no prestaron atención a fin de no ser víctimas del conocimiento humano. Puede que al principio esto suene como si el Evangelio estuviese en contra de todo lo intelectual, pero la Biblia no está en contra del conocimiento, sino en contra de esa clase de conocimiento que no encaja con lo que la Palabra de Dios considera positivo.

El apóstol analiza lo que hay de malo en el conocimiento humano, aunque también hay otras cosas que son buenas y hay mucho de verdad en lo que el hombre ha descubierto a lo largo de los siglos y eso es algo que debemos admitir, pero Pablo comienza por dejar claro que hay cosas que resultan dignas de sospecha por ser conocimientos que se basan en la tradición, que ha acumulado gradualmente toda una serie de conocimientos que se han ido acumulando poco a poco a lo largo de los siglos y que han ido transmitiéndose de una generación a otra. Por consiguiente, el conocimiento humano está formado por grandes verdades, acompañadas de grandes errores, sin que haya manera de distinguir entre los dos. Aquellos que lo aceptan sin reservas tienden a aceptar igual cantidad de error que de verdad y, por lo tanto, esto les lleva a aceptar conceptos equivocados e ideas erróneas e injuriosas.

Nos dice, en segundo lugar que el conocimiento humano es según los espíritus elementales del universo. ¿Qué quiere decir esto? Pablo se refiere, en este caso, a los poderes tenebrosos que, como nos hace ver en otras epístolas, gobiernan las mentes de los hombres, nublan su intelecto y limitan su comprensión. Por lo tanto, el conocimiento humano es esencialmente rudimentario. Es decir, elemental, permaneciendo dentro de la periferia de la verdad, no llegando nunca al fondo verdadero de las cosas. Por eso es posible que exista una comunidad universitaria, dominada por la vileza, la corrupción, la inquietud, la aflicción, con un elevado porcentaje de suicidios y evidencia de decadencia y deterioro por todas partes. El conocimiento humano no llega al fondo de las cosas de la manera que lo hace la Palabra de Dios. Ambos se complementan, pero es preciso que se realice una evaluación crítica de las palabras, sometiéndolas a la sabiduría de Dios.

La objeción final que hace Pablo es que no es conforme a Cristo y, por lo tanto, la sabiduría humana carece de la habilidad necesaria para insertar los grandes conceptos positivos en la vida, siendo esencialmente negativos. Tampoco da como resultado las cualidades del amor, la verdad, el gozo, la paz y el poder que solo proceden de Jesucristo.

Por lo que nos muestra con toda claridad que la respuesta al atractivo de la sabiduría humana es el juicio de la cruz. La cruz nos ha librado y ha hecho que dejemos de confiar y admirar la sabiduría humana como tal. Nos encontramos en una situación en la que podemos juzgar estas cosas y vemos, como es debido, los valores morales a la luz de la Palabra de Dios. Pablo nos indica además otra falsa fuente de poder, que también hace que muchas personas se desvíen (versículos 16 y 17):
"Por tanto, nadie os juzgue en asuntos de comida o de bebida, o respecto a días de fiesta, lunas nuevas o sábados. Todo ello es solo una sombra de lo porvenir, pero la realidad pertenece a Cristo."
Siguiendo esta misma línea de pensamiento dice en el versículo 20:
"Siendo que vuestra muerte con Cristo os separó de los principios elementales del mundo, ¿por qué, como si aún vivieseis en el mundo, os sometéis a ordenanzas como: no uses, ni gustes ni toques? [refiriéndose a todas las cosas que perecen al ser usadas]."
¿Qué fuente falsa es esta? Es el poder que se supone que procede de un celo dedicado a Dios, que se manifiesta guardando los días y las fiestas especiales, las normas y las prácticas ascetas, azotando el cuerpo, llevando una camisa de cerdas, trabajando durante largas horas debida al celo suscitado por la causa. Todas estas cosas dan la impresión de ser fuentes de poder. En ocasiones no podemos evitar admirar el celo de aquellas personas que se dedican totalmente a una causa pero, como dice el apóstol, se están engañando a sí mismas y no descubren el verdadero poder (versículo 23):
"De hecho, semejantes prácticas tienen reputación de ser sabias en una cierta religiosidad, en la humillación y en el duro trato del cuerpo..."
Hay una especie de falsa humildad que produce esta clase de comportamiento, que produce una admiración a regañadientes por nuestra parte, pero veamos lo que dice el apóstol:
"...pero no tienen ningún valor contra la sensualidad."
Como ve usted, puede ponerse usted una camisa de cerdas y seguir dominado por la lujuria. Puede usted golpearse el cuerpo hasta que lo tenga llena de cardenales y seguir siendo culpable de tener pensamientos lascivos, puesto que estas cosas no eliminan las indulgencias de la carne. Por lo tanto, aquí no hay poder para llevar la clase de vida que debemos vivir.

A continuación menciona una tercera fuente de poder falso (versículo 18):
"Nadie os prive de vuestro premio, fingiendo humildad y culto a los ángeles, haciendo alarde de lo que ha visto, vanamente hinchado por su mente carnal."
¿Qué quiere decir aquí? Hoy en día estamos oyendo hablar mucho sobre ello. Si se pone usted en contacto con los espíritus invisibles, tendrá usted poder. Si se pone en contacto con los muertos, recibiendo mensajes de ellos, tendrá usted una fuente de poder invisible, que le permitirá vivir de una manera que no pueden vivir otras personas. Estos colosenses estaban preocupados por estas influencias, de la misma manera que nos preocupan actualmente a nosotros. Estamos siendo testigos de un considerable aumento por todas partes de esta vuelta al ocultismo, a la astrología, a las artes oscuras y dudosas, a la magia y a las sesiones espiritistas. Todo ello es una sustitución satánica del poder de Jesucristo, el poder de Cristo que mora en el creyente.

En el capítulo tres el apóstol se refiere a la verdadera manifestación del poder y explica cómo hacerse con el poder de Cristo (versículos 1-2):
"Siendo, pues, que habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Ocupad la mente en las cosas de arriba, no en las de la tierra."
Eso no significa, por supuesto, que tengamos que estar constantemente pensando acerca del cielo. Estas palabras no tienen nada de super piadoso, porque lo que está diciendo sencillamente es que "no permitamos que nuestros deseos y actitudes sean gobernadas o dirigidas por los deseos de alcanzar la fama o el poder terrenal. En lugar de ello, lo que hemos de hacer es que nuestros deseos concuerden con la palabra de Dios. Hemos de sentir el deseo de manifestar amor, verdad, fe y paciencia, las cualidades que representan la vida del Señor resucitado y a eso es a lo que se refiere Pablo. No es que tengamos que estar todo el tiempo pensando en el cielo, sino manifestando el cielo en las situaciones en las que nos encontremos.

Pablo nos ofrece la fórmula para conseguirlo:
"...haced morir lo terrenal en vuestros miembros."
Dios lo ha sentenciado ya a muerte en la cruz y, por lo tanto, cuando se manifieste en usted, trátelo de ese modo, como algo que se halla bajo una sentencia de muerte impuesta por Dios. A continuación nos ofrece una lista de estas cosas terrenales:
"Fornicación, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia... "
A continuación pasa a lo que se refiere a nosotros:
"...dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia y palabras groseras de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros." (3:5-9)
Dejad todas estas cosas, que es el primer paso y el segundo lo encontramos en el versículo 12:
"Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestios de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia, soportándoos los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor os perdonó, así también hacedlo vosotros."
¿Qué es lo que quiere decir con estas palabras? ¿Qué intentemos imitar a Cristo en este sentido? Oh no. El ya nos había dicho con anterioridad que Cristo vive en nosotros. Siendo así, nos dice, permitid deliberadamente que estas cosas se manifiesten en vosotros. Propóngase muy en serio que estas cosas se manifiesten en su vida, contando con la vida de Cristo en usted para que se vuelvan reales y no falsas, como manifestaciones genuinas y auténticas de esta vida. El apóstol hace una lista de ciertos aspectos en los que estas cosas se han de poner de manifiesto.
"Esposas estad sujetas a vuestros maridos...esposos amad a vuestras esposas...hijos obedeced a vuestros padres...padres no irritéis a vuestros hijos...siervos obedeced en todo a vuestros amos...amos, haced lo que es justo y equitativo con vuestros siervos."
Y finaliza con estas advertencias prácticas:
"Perseverad siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias. A la vez, orad también por nosotros...andad sabiamente con los de fuera...vuestra palabra sea siempre agradable, sazonada con sal..."
En la última parte de la epístola, hay sencillamente algunos saludos personales de hombres que están con Pablo. También ellos son una demostración del poder de Cristo que mora y obra a través de ellos. Concluye la epístola, como tenía por costumbre, cogiendo la pluma y escribiendo de su propio puño y letra:
"Ahora la salutación de mi propia mano, de Pablo. Acordaos de mi prisiones. La gracia sea con vosotros."
En este momento quiero regresar de nuevo a ese versículo del primer capítulo, que es la clave de esta epístola:
"...y que seáis fortalecidos con todo poder, conforme a su gloriosa potencia..."
Esas son palabras impresionantes ¿no es cierto? Eso es lo que desea usted ¿no es verdad? El poder de Cristo y su vida manifestada en usted. ¿Para qué lo quiere? ¿Para poder impresionar a todo el mundo? ¿Para que pueda ir usted por ahí, haciendo milagros, realizando toda clase de cosas sorprendentes que hagan posible que aparezca su nombre en el periódico? ¿Es ese el motivo? Lea usted el motivo por el que Pablo desea que usted lo tenga:
"Para toda perseverancia y paciencia con gozo..."
Subraye usted estas palabras porque es así como se manifiesta el poder de la resurrección y al mundo le es imposible crear esta forma de vivir. No sabe cómo soportar las pruebas con una sonrisa ni aguantar las dificultades con fe, paciencia y gozo. Y en lo que respecta al mundo, para conseguirlo es preciso disponer de un poder especial, del poder que solo reside en Jesucristo. Ese poder transformará nuestras aflicciones y dificultades en experiencias gozosas, no solo en falsas manifestaciones de gozo, sino que serán genuinas. Cuando pasamos por pruebas aprendemos cosas. Si nuestro corazón tiene una buena relación con Cristo, si estamos dejando a un lado lo antiguo y vistiéndonos de lo nuevo, descubriremos que estas experiencias, en lugar de producir en nosotros quejas, murmuraciones y mal humor, se convertirán en una fundamento de gozo, al ser "fortalecidos con todo poder, conforme a su gloriosa potencia.

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