20 junio 2010

Históricos Parte 3

Esdras y Nehemías
Esdras: Retorno del destierro y reconstrucción del templo
Nehemías: La Restauración de Jerusalén  

Los dos libros de Esdras y Nehemías que originariamente formaron un todo, constituyen la continuación de los Paralipómenos, retomando en su primer capítulo el edicto de Ciro, con el cual termina el segundo libro de los Paralipómenos.

El libro de Esdras relata en primer lugar (caps. 1-6) el regreso de los judíos (tribus de Judá y Benjamín) de la cautividad babilónica bajo Zorobabel, y la reconstrucción del Templo del Señor (536-516 a. C.); pasa después a describir (caps. 7-10) el regreso de otro grupo de cautivos, asimismo de aquellas tribus, bajo Esdras, y las medidas reformatorias adoptadas por éste con el fin de restablecer la Ley (458 a. C.).

El libro de Nehemías, o segundo de Esdras, narra en su primera parte (caps. 1-7), la llegada de Nehemías y la fortificación de Jerusalén (453 a 445 a. C.); en la segunda (caps. 8-10) las reformas de carácter religioso y moral; en la tercera (caps. 11-13) las reformas político-religiosas, destinadas a la restauración de la comunidad del pueblo de Dios.

El fin que el autor de los dos libros se propone, es mostrar las disposiciones de la divina Providencia en favor del pueblo escogido y el cumplimiento exacto del vaticinio del Profeta Jeremías que había anunciado la liberación de Israel al cabo de 70 años (Jr. 25, 11-12; 29, 10).

Algunos creen que el autor de ambos fue el mismo que escribió los libros de los Paralipómenos; otros, empero, opinan con razón que su autor fue Esdras, sacerdote, "el príncipe de los doctores de la Ley", descendiente de la familia de los Sumos Sacerdotes, que se sirvió de sus propios apuntes y de los de Nehemías; sin embargo, varios párrafos han de considerarse adiciones posteriores, como p.e. la genealogía de Eliasib (Neh. 12, 10 ss.), que alcanza la época de Alejandro Magno, hecho que algunos expositores modernos aprovechan para remitir la composición al siglo IV, pero sin dar razones convincentes. Además, tal teoría es contradicha por los papiros de Elefantina (Egipto) que han arrojado nueva luz sobre la época de Esdras. El 1o. de estos libros abarca un periodo de 82 años; el 2o., uno de 31 años.

Hay otros dos libros llamados de Esdras (3o. y 4o.) que no están en el canon de la Biblia, aunque se los incluye, por su importancia, como apéndice en las ediciones latinas de la Vulgata, junto con la Oración de Manasés (II Par. 33, 10-13) y, a veces, el llamado Salmo 151. Son, sin embargo, apócrifos.

Ester
La gracia y el coraje de Ester salvan a la nación 

El libro de Ester contiene una de las más emocionantes escenas de la Historia Sagrada. Habiendo el rey Asuero (Jerjes) repudiado a la reina Vasti, la judía Ester vino a ser su esposa y reina de Persia. Ella, confiada en Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar a todos los judíos, comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de Ester. En un banquete, Ester descubrió al rey su nacionalidad hebrea y pidió protección para sí y para los suyos contra su perseguidor Amán. El rey concedió lo pedido: Amán fue colgado en el mismo patíbulo que había preparado para Mardoqueo, y el pueblo judío fue autorizado a vengarse de sus enemigos el mismo día en que según el edicto de Amán, debía ser aniquilado en el reino de los persas. En memoria de este feliz acontecimiento los judíos instituyeron la fiesta de Purim (Fiesta de las Suertes).

El texto masorético que hoy tenemos en la Biblia hebrea, sólo contiene 10 capítulos, y es más corto que el originario, debido a que la Sinagoga omitió ciertos pasajes religiosos, cuando la fiesta de Purim, en que se leía este libro al pueblo, tomó carácter mundano. San Jerónimo añadió los últimos capítulos (10, 4-16, 24), que contienen los trozos que se encuentran en la versión griega de Teodoción, pero faltan en la forma actual del texto hebreo.

El carácter histórico del libro siempre ha sido reconocido, tanto por la tradición judaica, como por la cristiana. Un hecho manifiesto nos muestra la historicidad del libro, y es la existencia de la mencionada fiesta de Purim, que los judíos celebran aún en nuestros días. Sin embargo, han surgido no pocos exégetas, sobre todo acatólicos, que relegan el libro de Ester a la categoría de los libros didácticos o le atribuyen solamente un carácter histórico en sentido lato. Es éste un punto que debe estudiarse a la luz de las normas trazadas en la Encíclica "Divino Afflante Spiritu". Hasta aclararse la cuestión damos preferencia a la opinión tradicional.

En cuanto al tiempo de la composición se deciden algunos por la época de Jerjes I (485-465 a. C.), otros por el tiempo de los Macabeos.

La canonicidad del libro de Ester está bien asegurada. El Concilio de Trento ha definido también la canonicidad de la segunda parte del libro de Ester (cap. 10, vers. 4 al cap. 16, vers. 24), mientras los judíos y protestantes conservan solamente la primera parte en su canon de libros sagrados.

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